La familia hizo una fiesta de bienvenida para un nuevo integrante, que vino de su país natal para abrazar y querer el nuestro como propio. Era un momento importante, de celebración y, como en toda celebración, lleno de comidas y bebidas para todos los que quisieran llegar a la fiesta, que he de decir, no fueron pocos.
Cuando se hacen este tipo de eventos el menú generalmente es el mismo, lasaña, y este día no fue la excepción. La verdad es que lo anticipé, porque no hice llamadas ni averiguaciones para estar segura, para este tipo de acontecimientos llevo siempre mi comida sin gluten. Ya no me da pena ni nada de eso, llegar con mi propio recipiente con un platillo que es distinto al de los demás. Ya no me causa mortificación, como solía hacerlo en el pasado. Bueno, tengo que admitir que nunca es fácil y todavía algunas personas me continúan preguntando porqué mi comida es diferente; justo después de hacer la pregunta se acuerdan que soy celiaca y yo sonrío amablemente.
El punto es que a pesar de todo el tiempo que ha pasado y de llevar mi propia comida a todo lado me siguen pasando cosas y eso es bueno porque puedo seguir escribiendo para contarles mis experiencias. Mi recipiente de alimentos es verde, con una válvula especial que se abre para calentar en el microondas. Lo elegí con detenimiento, un contenedor lindo que me hace feliz cada vez que lo veo (pienso que es importante, ya que lo veo a menudo).
Sin mayor preocupación, fui a calentar mi cena, ya casi todos habían comido, puesto que llegamos tarde. El microondas había sido utilizado y bastante. De esto me di cuenta después de haber metido mi comida y estripado los botones. Podrán preguntarse cómo lo note, bueno, porque mis dedos quedaron llenos de lasaña de trigo. El olor y el pegoste son inconfundibles. Nada por lo que perder la paz. Me fui a lavar rápidamente las manos, con el jabón de la cocina, no inventen nada porque en esos momentos no iba a buscar mi jabón de entre la cartera, la prioridad es eliminar el gluten, por lo menos en su mayoría.
Para sacar mi comida del microondas usé un paño de cocina, ahora que lo pienso con calma, debí de haber sacado uno nuevo, pero en el momento fue la mejor solución que encontré. Para la próxima llevaré una cena fría, y trataré de no pensar mucho en el infame microondas. Nada como una buena bienvenida, aunque implique manos pegajosas.
Con cariño,