
Tuve gripe por dos semanas. Sí, dos semanas. Me pareció una eternidad. Hace varios años que no me enfermaba y por estar tentando a la suerte me cayeron las siete plagas de Egipto. Como soy celiaca y de las intensas (tanto por mi nivel de reacción autoinmune como por los cuidados que tengo), no pude tomar ventaja de los fármacos milagrosos que nos ofrecen en el mercado para mitigar los efectos de la gripe y ayudar al cuerpo y a la mente a salir de ese bosque empantanado. Así que hice lo que hubiera hecho mi abuela si hoy me acompañara, recurrí a los remedios caseros. La miel, el jengibre, la limonada, una buena sopa y un pequeño secreto familiar que voy a compartir con ustedes. Vino tinto, caliente y especiado. Honestamente, no sé cómo funciona, trato de ser objetiva en mis artículos, pero me van a tener que creer con esta.
Después de una gripe que duró tanto tiempo, al quinto día ya estaba desesperada, dolor de cuerpo, dolor de cabeza, fiebre por momentos, dolor de garganta, tos seca… todo normal, lo típico de una gripe, sin embargo, lo típico es que la gente tome acetaminofén, aspirina o algún otro medicamento auxiliar. No es que los celiacos no podamos tomar ningún medicamento del todo, algunos, por lo menos en teoría, son libres de gluten. En mi caso, muchas veces sucede que es peor la cura que el mal, ya que además de la lista anterior de molestos síntomas le termino sumando, gracias al medicamento, dolor de estómago.
Así que recurrí a los remedios caseros, específicamente al vino caliente especiado, para tomarlo en la noche, cuando tenía mucha tos y ya me iba a dormir. Ese pequeño momento lo esperaba todo el día porque además era como una recompensa por haber sobrevivido a la gripe, el trabajo y las labores del día. Es dulce, caliente, aromático, un tanto picante y muy reconfortante. Una copa de vino tinto (cada cual define el tamaño de su copa, pero con una copa tradicional de vino tinto basta), en lugar de tomarlo en la copa se pone en una taza regular.
Debería verse algo así como 1/3 de taza de vino tinto. Se calienta en el microondas por 1 minuto y se le agrega una cucharada de miel de abeja, canela y nuez moscada al gusto. ¡Está listo! Ahora, lo que falta es buscar ese rincón perfecto en el sillón, acomodar los almohadones y aclimatarse bien para disfrutar del vino caliente especiado. Ya saben, no sé si cura la gripe, la disimula o adormece, pero puedo asegurar que siempre me hace sentir mejor. Si con el inicio de la época lluviosa también se sienten afectados lo pueden probar, no falla. Y como dicen: ¡a su salud!
Con cariño,