¿Es posible sentirse normal en medio de la pandemia?
Uno de los efectos colaterales de la pandemia es que algunos de nosotros pasamos más tiempo en casa. El teletrabajo ha remplazado las viejas rutinas, y el desplazamiento fuera de casa ya no es tan necesario como antes, a menos que las obligaciones sean esenciales o presenciales.
En mi caso, estoy en casa. Estoy en casa con todo lo que eso implica: mover muebles de un lugar a otro para crear espacios adecuados de trabajo y estudio, pasar horas frente a la computadora, recibir video llamadas, y de alguna manera perder la noción del horario normal de las cosas, mezclar el trabajo con la vida familiar y mucho más.
Una de las cosas que más me gusta (si es que puede decirse que algo me gusta de esta pandemia), es comer en mi casa, donde todo y cuando digo todo, es realmente todo: es libre de gluten. Es más, por momentos olvido que soy celiaca. Mi despensa es libre de gluten, en el refrigerador puedo encontrar a mano lo que necesito y el microondas nunca está sucio ni es víctima de contaminación cruzada.
Sé que muchos estamos aislados, algunos más que otros.
Sé que personas muy diversas están expuestas al virus, y sé que un sinnúmero de ellas ha sufrido y se han visto afectadas por múltiples razones.
Sé que para otros, la pandemia no ha cambiado o modificado su entorno en lo absoluto.
Todos vivimos circunstancias y realidades distintas y creo fielmente que debemos hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos.
En mi caso es alegrarme por comer sin gluten todos los días en casa, y dentro del ritual diario de lavarse las manos, ponerse alcohol en gel, la mascarilla y todo lo demás, lo curioso es que, producto de la pandemia, me he sentido extrañamente como una persona normal, comiendo sin pensar cada segundo en el gluten, despreocupada por la contaminación cruzada, por preparar las comidas desde antes y empacar…
Es un pequeño gusto que me he dado, sin saberlo y sin esperarlo, fue una sorpresa, me tomó desprevenida y no me di cuenta de ello hasta que pasó el tiempo, simplemente: soy yo. Soy yo sintiéndome “normal”, como todos los demás, aunque en el fondo sé que no lo soy, pero se siente bien de vez en cuando.
Con cariño,