
Disfrute haciendo un queque de caja, ¡sin estrés y sin gluten!
A veces sucede que tengo un antojo. Los antojos de una persona celiaca, alérgica o sensible al gluten pueden variar mucho, pero por lo general son cosas comunes y corrientes, cosas que podíamos comer “antes” y que ahora son un lujo, ya sea por el precio de los productos sustitutos, porque lo tenemos que preparar nosotros mismos o porque tenemos que buscarlos en un lugar especial.
Desde hace días quería un queque de chocolate, así nada más, normal, un queque seco de chocolate. Claro, libre de gluten. En algunos momentos tengo muchas ganas de cocinar, de hacer algo especial en la cocina, me permite ser creativa, desestresarme, hasta meditar. Es un proceso que disfruto, y me encanta, porque después de un período de inspiración en la cocina quedan platillos que todos disfrutamos en casa. Ocasionalmente hasta me alcanza para compartir al día siguiente con alguien más.
Pero… otros días no tengo ganas de experimentar tanto. Quiero cocinar, sentir que hice algo, que lo cree, pero no quiero arriesgarme a complicarme demasiado la vida y cuando se trata de hornear libre de gluten son muchas las cosas que pueden salir mal.
Así que decidí comprar una premezcla de queque de chocolate en el supermercado. Ya viene listo, solo hay que agregar los huevos, mantequilla y agua. De esta forma me puedo asegurar de que el queque de chocolate libre de gluten me va a salir bien. Puedo estar segura de que no me voy a lamentar una hora después por el desorden en la cocina, porque el queque se desinfló, no creció, quedó apelmazado, etc. Aun así, quería sentir que le daba mi toque personal y que podía variar un poco la receta de la caja.
Tomé la iniciativa, decidí cambiar la taza de agua por una taza de leche deslactosada para que tuviera una consistencia más densa y me tomé la libertad de agregarle almendras libres de gluten a la mezcla. Las almendras las espolvoree con harina libre de gluten para que no se fueran todas al fondo del molde (esto ya me ha pasado varias veces).
La verdad disfruté muchísimo haciendo mi queque de caja, estuve relajada y me gustó darle mi toque personal. En otras ocasiones he hecho queque blanco y le he cambiado la medida de agua por jugo de naranja y cosas de este tipo.
El queque de chocolate libre de gluten de caja se transformó en queque de chocolate con almendras, todo mío (bueno, puedo compartir). Hay momentos en la vida que realmente valen la pena y ocasiones en que no hay que complicarse tanto, este es un buen momento, toda mi casa huele a queque recién horneado y acabo de cortar una tajada caliente y humeante de queque solo para escribir esta historia.
Con cariño,