
Organización: ¡la clave del éxito!
Gran parte del éxito de llevar adecuadamente una vida libre de gluten es la planificación. Todo el trabajo previo que hacemos, la organización, el orden, idear un menú, las compras en el supermercado, etc. Implica además una visualización sobre las situaciones en las que nos podemos ver involucrados en el futuro cercano.
Sé que es cansado y que muchas veces la carga de toda esta planificación nos agota. Pero puedo asegurarles que el trabajo previo y la planificación les va a ganar más de la mitad de la batalla.
Personalmente sé que soy del tipo de persona que es susceptible al estrés, quisiera ser más del tipo relajado, del que no se preocupa tanto, pero simple y sencillamente no soy así y no puedo evitarlo. Así que, tomo medidas preventivas para evitarme una congoja y dolor de cabeza.
¿Qué es verdaderamente importante y qué no tanto? ¿Qué tipo de esfuerzo vale la pena? ¿Qué me da resultados?
Cada situación es diferente, no es lo mismo planear las cosas para un paseo a la playa que pensar en la cena familiar de navidad. Pero sí hay cosas que son común denominador y algunas medidas que podemos tomar para todas las situaciones en general y para este artículo en específico, quiero hablarles de los casos de “emergencia”. Son esas situaciones que implican literalmente “salir corriendo”, en las que no tenemos tiempo para nada, puede ser desde la hospitalización de un familiar o amigo, hasta una reunión de trabajo improvisada que puede durar horas, un compromiso social al que no podemos faltar y resulta que es “ya”, en este preciso instante.
Para este tipo de situaciones, a través del tiempo he logrado identificar las cosas que me funcionan y las que no. Preparar una comida completa es un esfuerzo perdido en este tipo de casos, me ha sucedido en múltiples ocasiones, que he dispuesto algo de comer a la carrera y en el momento en que necesitaba comer, no había adonde ni cómo. Así que muchas veces terminamos preocupándonos y preparando cosas que después no vamos ni a poder sacar de la cartera. ¿Se imaginan comer un almuerzo completo en media reunión de trabajo o en un hospital en la sala de espera?
Claramente esto no funciona.
Pero hay cosas que sí funcionan. Generalmente son pequeñas, discretas, fáciles de comer, rápidas. Es importante que además sea algo que nos guste, no dejen pasar por alto este elemento. Si es algo que nos gusta mucho o que es gourmet, en el momento en que lo comamos, basta con un poco para que nos llene, nos aporte vitaminas, minerales, energía y además nos haga sentirnos bien emocionalmente. Muchas veces la parte emocional es la que más nos afecta.
Me ha pasado que tengo comida libre de gluten lista, que preparé con tiempo, pero que desentona tanto con la actividad que no me atrevo a comerla solo de la angustia que me genera. Sé que esto no debería de ser tan importante y que debería haber comido sin que me importara, pero el caso es que me ha pasado y estoy segura de que a más de uno de ustedes también.
¿Qué es lo que hago? Bueno, tengo mis opciones ya estudiadas, sé qué es lo que me gusta y qué es lo que me hace sentir bien. Recuerden, para estas situaciones de “emergencia” necesitamos que sea: pequeño, rápido, discreto, fácil de comer, accesible y que nos guste para que nos reconforte.
Me gustan mucho los pistachos, conseguí unos en el supermercado que vienen certificados libres de gluten y que están empacados en porciones pequeñas y de forma individual. Esta es una merienda perfecta para tener en la cartera, que aporta muchas vitaminas, minerales y energía en el momento y que me hace sentir bien, lo puedo comer en cualquier parte. Otra de mis opciones son los arándanos deshidratados, los conseguí igual que los pistachos, certificados libres de gluten solo que en un empaque grande. Los mantengo en el refrigerador y cuando necesito “salir corriendo” los empaco de forma individual y en la cantidad que lo necesito.
Diría que las frutas son buenas opciones, y en realidad lo son, pero solo si ya las compramos y están en el refrigerador para llevar rápidamente. Muchas veces son jugosas y no tenemos adonde desechar la semilla, en media reunión de trabajo no podemos comer un melocotón, pero sí los arándanos deshidratados, de forma discreta.
Uso también unas barras de granos libres de gluten, que encontré en el supermercado, muy balanceadas, y que duran más de un año en la despensa sin vencerse, esto es importante, fijarse en las fechas de vencimiento, porque si al igual que yo, en su casa son la única persona celiaca, se van a topar con que este tipo de productos no se gastan tan rápido como si toda la familia los comiera. Además, necesitamos guardarlas y tenerlas a mano, a disposición para una “emergencia”, vale la pena que tengan una vida útil larga. Otra de mis opciones para bebidas es la leche de almendras en empaques pequeños, la puedo tomar en cualquier lugar y cabe perfectamente en mi cartera.
Este tipo de meriendas son nutritivas y nos ayudan a mantenernos con energía y superar ese tipo de situaciones que muchas veces son difíciles de por sí, y el hecho de sumarle la celiaquía no debería de convertirlo en una situación inmanejable, ya lo saben, planificación, trabajo previo. Tener las herramientas listas y a disposición, es la mitad de la batalla. Que no nos agarren desprevenidos.
Con cariño,